El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Tuesday, February 28, 2006


El gran desierto

Estaba escrito que yo debía permanecer fiel a la pesadilla de mi elección.
Joseph Conrad.
El corazón de las tinieblas.

George Clooney está de actualidad en estos días por "Buenos días y buena suerte", en la que nos cuenta como un grupo de personas -encabezados por el periodista Edward Murrow, lucharon por devolver su sentido al sueño americano. En 1992 James Ellroy, que ya había alcanzado el éxito con la Dalia Negra, aprovecho el crédito obtenido para contarnos una historia mucho más oscura, pero complementaria del anterior: el cómo un grupo de hombres fue capaz de destrozar ese sueño para conseguir su pedazo particular, innegociable y egoísta del mismo.


El gran desierto nos cuenta la historia de tres hombres y sus motivos para participar en la ofensiva anticomunista: Danny Upshaw, un joven detective de la oficina del Sheriff de Los Angeles, que acepta infiltrarse en los círculos comunistas de Hollywood a cambio de investigar una serie de asesinatos de homosexuales; Malcolm Considine, un detective que llevará el mando de la investigación anticomunista con el fin de ascender socialmente y arrebatar a su mujer la custodia de sus hijos. Y por último "Buzz Weeks", un oscuro ex-policía, que alquila sus servicios tanto al millonario Howard Hugues como a Mickey Cohen, jefe del hampa de los Ángeles.

El sueño americano se convertirá en pesadilla cuando Upshaw se vea obligado a seducir a Claire de Haven, una seductora actriz sospechosa de filocomunista que sacará a la luz un vergonzoso secreto del agente. Y mientras Mal Considine se enfrenta a los brutales métodos de Dudley Smith, el policía más temido de Los Angeles, Meeks se ve envuelto en una relación suicida con Audrey, la novia de Mickey Cohen. Finalmente, todo la investigación deriva en una trama en la que ninguno tendrá las mas mínimas probabilidades de seguir con vida.

Ellroy vuelve a fijar su atención, morbosa y obscena, en crímenes sexuales rodeados de multitud de detalles escabrosos: canibalismo, incesto, homosexualidad (en una sociedad como la norteamericana de los 50). Pero a diferencia de lo que hacía en la Dalia Negra, no lo hace para escarbar en las obsesiones de los protagonistas; o al menos , no es éste su propósito último. El autor lo que pretende es mostrarnos como las ansias individuales de gente aparentemente honrada fueron utilizadas como catalizador para el ataque más despiadado hacia los sectores progresistas de la sociedad. En la novela podemos ver cómo las autoridades, los grandes capitales (personificados en H. Hughes) e incluso el mundo del crimen organizado unieron sus fuerzas, cada uno por sus propios y particulares intereses, contra la izquierda liberal de Hollywood.

Izquierda que tampoco sale bien parada del escrutinio de Ellroy, que la retrata como formada en su mayor parte por aburridos millonarios e ingenuos militantes, que creían poder estar a salvo gracias a las libertades civiles norteamericanas. Sin poder o querer ver que eran los teóricos guardianes de esas libertades los más predispuestos a su persecución.

Lo más llamativo del argumento de la novela es ver como los personajes más rectos moralmente, Considine y Upshaw, no tienen excesivos reparos a la hora de aceptar su misión. Cada uno tiene sus propias debilidades (su hijo en el Caso de Considine y su condición sexual en el caso de Upshaw), debilidades que los dos utilizan como asidero y justificación para la misión que tienen; una misión que les obliga a sacar la peor parte de sí mismos. Pero Buzz Meeks, el personaje en principio menos atractivo del trío protagonista, termina revelándose como fascinante.

Ello se debe a que que Meeks es un hombre completamente corrupto; un antiguo agente de narcóticos, licenciado con deshonor, que se dedica a ejercer de alcahuete de Hugues y de matón de Cohen, el "padrino" de Los Angeles. Meeks se enrola en "la caza de brujas" por una razón pura y simple: dinero. Pero la presión se acumulara por todas partes sobre el: una relación con la
amante de su jefe que puede llevarle a la tumba; una serie de pistas que parecen conectar la serie de asesinatos de homosexuales con la investigación política; y la amistad con Considine y Upshaw, tal vez la única sincera que ha tenido en su vida. Y ante este presión, Meeks carece de un ancla, a diferencia de sus compañeros, por mucho que la de ellos esté lejos de justificar moralmente sus acciones. Y esta presión, sumada a la conciencia largamente adormilada de sus anteriores desmanes, termina convirtiéndole en el personaje más interesante de toda la novela

La visión de Ellroy, al final de la lectura, nos aparece muchísimo más pesimista que en "La Dalia negra". Si en ésta, el autor dejaba un resquicio de esperanza para los protagonistas principales, en "El gran desierto", el camino de los personajes termina conduciendo a la nada (el título original de la obra es "The big nowhere", "El gran vacío"). Una nada que es en unos casos la negrura de la tierra encima de una tumba. Y que en los más afortunados, nos es más que el camino mas allá de los focos de un automóvil. Escapando de la oscuridad para entrar en el vacío.

5 Comments:

Blogger LazyGirl said...

Veo que te atraen los personajes torturados y sin salida...

7:51 AM  
Blogger John Constantine said...

Sobre todo sin salida.

8:55 AM  
Blogger LazyGirl said...

Siempre hay otra salida que no es la que vemos. Siempre. Solo que no solemos tener la serenidad para encontrarla.

2:47 PM  
Blogger John Constantine said...

Bueno, mi temperamento es contrario a la queja; así que si un problema tiene solución, procuro aplicarla. Y si no la tiene, pues no me preocupo más de él.

12:19 AM  
Blogger LazyGirl said...

Tienes un gran don, Constantine.
Un don valiosisimo y que envidio mucho, por que yo soy mas bien lo contrario..

Conozco personas que tambien lo poseen y me encanta tenerlas cerca. Seguro que eres un compañero inapreciable.

2:08 PM  

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