El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Monday, February 13, 2006


Los Inmortales: la Serie

El pasado sábado, en una TV local, volví a contemplar la estrábica mirada del ya olvidado Chistopher Lambert en "Los inmortales III", imposible continuación de la saga de los 80. La película, de un look televisivo y videoclipero innegable , merece poco la pena. Pero me devolvió el recuerdo , que nunca me ha abandonado, de la para mi, reivindicable serie de TV a la que dió origen. Serie que, como muestra de su propia personalidad e independencia de la serie, fue capaz de aguantar 6 temporadas en antena.

El éxito de la película original, más allá de detalles coyunturales como la presencia del propio Lambert (muy popular por aquellos tiempos) o la banda sonora de Queen, se debe sobre todo a la presencia de Sean Connery, en un papel lleno de fuerza como el del caballero español Ramírez. Pero tampoco hay que desdeñar las virtudes del guión. Si bien éste es extremadamente débil en su faceta de película de acción, contiene multitud de matices suficientemente atractivos. Y algunos detalles , como lo doloroso de la inmortalidad ante el envejecimiento del amor del protagonista, son de un calado muy superior a lo habitual en el cine de género.

Por desgracia, tanto el propio autor de "Los inmortales", Russell Mulcahy, como Andy Morahan, director de la tercera parte, despreciaron las magníficas posibilidades que el original ofrecía. En el caso de la segunda parte, para ofrecer un espectáculo "hi tech" muy deudor del "Desafío Total" de Verhoeven. Y en el de Morahan, para presentarnos una historia sin continuidad entre las anteriores, más propia de un telefilme que de una película de serie A.

Así que cuando la serie de TV apareció, protagonizada por el entonces desconocido Adrian Paul, -que encarnaba el papel de Duncan McCleod, primo del personaje de Christopher Lambert, Connor McCleod-la impresión de hallarse ante una mera exploitation de una serie ya acabada fue mas que fuerte. Y esa impresión no desapareció ante la visión de los primeros capítulos, que nos mostraba una tópica serie fantástica protagonizada por el héroe de turno, su chica (Alexandra Vandernoot) e incluso el sidekick de turno, un huérfano llamado Richie. La influencia de las películas parecía limitarse a la inmortalidad de los personajes, y a la inevitable lucha final de espadas al final del episodio.

Ya sea por que vieron que por ese camino la supervivencia era difícil o por pura suerte, los responsables de la serie tomaron una serie de decisiones. En primer lugar trasladaron la acción de los USA a París, con todas las posibilidades y mejora de ambientación que ellos supone. Ampliaron la nómina de secundarios, añadiendo inmortales tanto amigos como enémigos de McLeod que aparecieron en más de un episodio, conformando personajes que podían desarrollar personalidad propia. Así, nombres como Roger Daltrey (el solista de The Who) y Roland Gift (Fine young Canibals) se hicieron habituales en la serie, que ofrecía tramas que ya no se desarrollaban en episodios individuales. En una decisión arriesgada, los guionistas mataron a Tessa, la novia de Duncan McLeod, y aprovecharon una de las ya mentadas posibilidades del guión original, el dolor de seguir viviendo ante la pérdida de los seres más queridos. E introdujeron en la mitología de los Inmortales una misteriosa orden religiosa, The Watchers, compuesta por humanos que habían vigilado los pasos de los Inmortales durante siglos. De esta manera, la serie consiguió lo que cada una de las sucesivas películas había impedido: la creación de un Universo propio de los Inmortales, con unas reglas bien definidas, que en momentos nos recuerda a los clanes de "Vampiro: La Mascarada".

Otro factor importante, sino el que más, fue el decisivo modelado del carácter del personaje principal. Si en los primeros episodios, Adrian Paul componía el típico héroe de acción, personaje de una sola pieza, con el paso de éstos fue conformando un personaje mucho más matizado. Un protagonista en muchos momentos roto por el dolor y los recuerdos, pero capaz de mostrar el sentido del humor durante combates a muerte. Duncan McCleod se convertía así en el prototipo de inmortal, un hombre encantador, seductor, bromista, activo, pero también una máquina de matar. Al final de la serie, Paul había conseguido destronar a Lambert como imagen de "Los Inmortales" , hasta el punto de que la última película de la saga, "Los inmortales: End Game", en la que ambos compartían pantalla, Lambert pasaba el téstigo de la serie a su primo en la ficción. E , incluso, se había convertido en minoritario pero reconocible icono pop , con su inseparable coleta y katana. El recuerdo de Paul, pese a su bajo perfil profesional desde la finalización de la serie, ha perdurado entre un buen número de aficionados. Así, en la reciente (e interminable) elección de nuevo protagonista para el papel de James Bond, y pese a no haber sido considerado por los productores, su nombre ha sido uno de los más reclamados desde ciertos sectores de los fans mas fatales.

Como ya he comentado al principio , la serie de TV aguantó 6 temporadas en pantalla, hasta que hechó su definitivo cierre en 1998, si no estoy equivocado. Tele 5, en su momento, emitió las dos primeras los domingos por la tarde-noche. Y no puedo negar que siento una cierta nostalgia , aquí, ya adulto y en mi propio hogar ,mientras escribo este artículo, por aquellas tardes de domingo. Tardes en las que yo ya no era ningún niño -cursaba la Universidad-, pero en las que , de manera inexcusable, a las 7 de la tarde, me sentaba en el suelo del salón de casa de mis padres, con una taza de café, y me disponía a pasar un buen rato viendo las andanzas de McCleod. Es posible que el buen sabor de la serie sólo esté dentro de mis recuerdos. O no, por que ya está en camino una quinta parte de la saga, titulada "Highlander: The Quest", protagonizada por Paul. Tal vez -ojalá- los buenos recuerdos no sean sólo producto de mi melancolía

4 Comments:

Blogger Ira said...

Jejeje, yo tambien tengo nostalgia de esos ratos en casa de mis padres a veces... Mi vicio era Buffy. Me sentaba en el suelo, junto a mi hermano pequeño y nos tomabamos un colacao mientras lo veíamos... jejeje, habia que reirse bajito por que mi padre dormia la siesta en el sofa... pero siempre acababamos molestandole! ja ja jaa... no creo que nadie odie mas a los vampiros que él.!

Sin embargo desde que tengo mi propia casa tomé una decision. No tengo tele.

Se que me pierdo muchas cosas (lo que mas echo de menos son los anuncios... os lo podeis creer?) sigo pensando que fué una buena decision.

7:58 AM  
Blogger Ira said...

Por cierto, se me ha olvidado añadir que por alguna razon a mi tambien me vició esa serie...

Esas persecuciones por Paris...

8:00 AM  
Blogger John Constantine said...

Yo la verdad es que estuve a punto de pasar de la TV, pero como vivo solo y mi hermano me regaló una suya que todavía estaba bien, pues la agencié. Si me hubiera tenido que comprar una, hasta me lo hubiera pensado.
Eso sí, la mayor parte de las veces la enciendo para que la casa no esté como muy solitaria. Vale que la música a secas puede ser muy ambiental, pero no sé, me da un poco de apuro el silencio en casa.
Yo nací en París,y desde que ví la barcaza del Duncan, uno de mis sueños es irme a vivir allí en una de esas...

8:55 AM  
Blogger Ira said...

Ahhh... siiiii! seria genial verdad? bueno, nunca he estado en una de esas barcazas, asi lo que me atrae es mas la idea romantica de vivir en un barco, como Arsene Lupin o como el conde de Montecristo... ahhh que guay... (lo mas probable es que me marearía al subir en una, pero como idea es brutal!)

9:10 AM  

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