David Copperfield
Este post está dedicado a D. Justo Serna.
Charles Dickens, a pesar de ser uno de los grandes de la literatura mundial de todos los tiempos, ha tenido en España siempre una fama "popular" de escritor orientado al mundo infantil y juvenil. A ello a contribuido la multitud de adaptaciones más o menos fieles de las que sus obras disfrutaron hasta no hace mucho, en forma de series de TV y largometrajes de dibujos animados.
En los últimos tiempos, las adaptaciones de sus obras, salvo raras circunstancias (como, p.e. un "David Copperfield" televisivo protagonizado por el mismismo Harry Potter, Daniel Radcliffe) se han limitado a actualizaciones de sus argumentos a la época actual, como la horrenda "Los fantasmas atacan al jefe" o la aceptable "Grandes esperanzas". Por desgracia, la adaptación que Polanski ha realizado recientemente de "Oliver Twist" no ha terminado de encontrar su público ni la aceptación de la crítica, lastrada sin duda por la calidad de las anteriores adaptaciones de la obra.
Esta relativa desaparición de Dickens de la escena "mediática" de la literatura, sin embargo, convierte el descubrimiento de la obra escrita de Dickens en todo un hallazgo para el lector interesado en su universo o, como poco, en la época histórica que el escritor describió como nadie. "David Copperfield" es, desde este punto de vista, una de esas novelas que uno al leer desearía que no se acabaran nunca. La novela narra la infancia y juventud de su protagonista, huerfano de padre ya antes de su nacimiento y de madre desde su mediana infancia, sometido a la tiranía de un padrastro que lo detesta, y de cuya tutela escapará para verse rodeado de una serie de personajes a cual mas excéntrico y, al mismo tiempo, entrañable.
Es precisamente la creación de esta serie de personajes los que suscitan más la atención del lector, por encima incluso de la odisea personal del narrador y protagonista. Desde el insuperable Wilkins Micawber, personaje comparable a los pícaros de la literatura española, a la siempre gruñona pero adorable Tia Pegotty -la tía que todos desearíamos tener-, al cuasi eterno soltero Tommy Traddles, Dickens consigue momentos en que, y esto no es una exageración, se arranca la carcajada del lector más exigente. Tal vez en los tiempos actuales, la trama mas dramática de otros actores de la novela, como Emily, Ham o el propio Steerforth resulta algo desfasada, pero aún así nos interesamos por ellos y el momento de su despedida nos hace sentirnos como el adiós de un viejo conocido.
Pero no sólo podemos disfrutar con la creación de personajes; el autor nos retrata perfectamente la sociedad victoriana, prestando atención a sus pequeños y grandes defectos: el exceso de burocratización y la lentitud de la justicia inglesa (que el autor llevaría a su máxima crítica en "Casa desolada"), las ansias de aceptación social, la explotación infantil , el maltrato psicológico a las mujeres... Cuando han pasado ya más de 150 años de su publicación, nos produce admiración y, al mismo tiempo, preocupación ver como muchas de las grandes inquietudes y fallos de la sociedad ¿o más bien de los individuos que la conformamos? siguen plenamente vigentes, a pesar del paso del tiempo y la evolución , se supone que moral , del hombre moderno. Es ahí, en esa capacidad de exponer y ahondar problemas y sentimientos intemporales, donde se encuentra el secreto que nos coloca a Dickens a la altura de los grandes: Tolstoi, Shakespeare, Cervantes...
Como dije antes, cuando uno termina la última página de "David Copperfield", siente lo mismo que al terminar una de esas veladas maravillosas con los amigos, en las que hemos disfrutado tanto que el paso de las horas ha desaparecido para nosotros, y en las que deseamos que el tiempo se congelara para poder quedarnos para siempre con esos instantes. Una última opinión personal: creo que la época ideal para leer a Dickens, al menos sus obras más optimistas (como ésta, "el Grillo del Hogar", ó "Canción de navidad") son , precisamente, las recientemente pasadas Navidades. Desconozco si se trata de los ambientes hogareños, más allá de todo tipo de condición, que él consigue recrear en sus obras. Más bien pienso que se trata de que la mejor definición de la Navidad que creo haber leído nunca es obra del propio Dickens: "El recuerdo, como la luz de la vela, brilla más en la navidad".
3 Comments:
A mí, como al responsable de este ’blog’, Dickens me parece maravilloso, leído y releído (en Navidad o en Cuaresma...): el autor siempre nos da inquietud, crítica y optimismo a manos llenas. ‘David Copperfield’ está concebido como un ‘Bildungsroman’. Tiene sentimentalismo, humor, como es característico de Dickens. Ahora bien, en ésta hay menos humor y más sentimentalismo que en otras novelas, hasta el punto de que ésta podría concebirse como ejemplo y epítome del folletín decimonónico: los malos reciben su merecido, particularmente Urias Heep, y los buenos logran salir adelante con bravura y empeño.
Cuando lo leí, me interesó sobre todo Heep, un carácter que resume el resentimiento del humilde, alguien que empezó como simple empleado de un abogado y que con mala artes se aúpa hasta forma sociedad con él, un profesional abatido y con hijos. Como es propio de Dickens, los personajes están firmemente trazados y la trama sólo se justifica para probar el temple moral de cada uno, ese espejo en el que se reflejan nuestras inclinaciones confesables e inconfesables. Aun a pesar de ser una de sus grandes ficciones, yo particularmente prefiero ‘Grandes esperanzas’ y su personaje Pip, aquel que al final descubre ser quien no sabía que era, según ese proceso de ‘agnición’, de revelación de identidad confusa, tan propio del folletín.
He compartido meses y meses de compañía en http://justoserna.bitacoras.com con el responsable de este blog, que allí se hacía llamar Hellblazer y aquí John Constantine, rubio como Sting. Fue agradable mientras duró. Espero que la experiencia del nuevo ‘blogger’ se extienda: seguro que nos enriquece a cada uno con su imaginación, su inventiva, como estos personajes de cómic o como esos caracteres de Dickens por los que profesa tan gran admiración. Recibe mi agradecimiento y mi saludo, Justo Serna.
Mi preferida es El grillo del Hogar... Me encanta esa obra! y si, tienes razon... No se por que, pero en Navidad, o ahora que esta todo nevado a mi alrededor es como mas apropiado!
Justo Serna se fue, se le echará de menos.
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