Un corazón como un cielo

Cuando ví por primera vez el vídeo de "Crashed into love", algo indefinible me dijo que estaba ante el final de Spandau Ballet. Pese a que como dice vencido, la letra de la canción es más bien luminosa, el vídeo que la acompañaba (un Londres nocturno, oscuro y lluvioso) producía el mismo efecto que un nudo en la garganta. Y sobre todo la melodía, a mí siempre me daba la sensación de ser una mirada hacia adelante, realista pero esperanzada, tras un pasado lleno de recuerdos pero que no había terminado bien del todo. La canción ideal para una despedida.

Años después ví a Tony Hadley, el cantante del grupo, en un concierto de Navidad en Roma, y me asombró como su voz no sólo seguía tan potente como entonces sino que había ganado en un montón de matices. Y con los años,"True", una canción que en su momento no llegué a oir, se convirtió en una de mis favoritas de siempre.

Y más de una decada después de que uno abominara del grupo por acaparar portadas en las revistas juveniles, empecé a mirarles de otro modo. Ante todo, como un grupo profesional y solvente de pop. Y con un buen puñado de canciones más que meritorias: "True", "Gold", "Round a Round", "Trough the barricades"...

Los Spandau, al igual que Wham y sus entonces rivales de Duran Duran, no han disfrutado de una revisión de su obra menos por los nostálgicos de los 80 (como yo). Otros grupos criticadísimos en su momento si han sido adoptados por movimientos actuales , como toda la estética disco que rodea al gay power. Por fortuna, lo que sí parece haber desaparecido es la costumbre de estos autores de casi pedir disculpas por lo que se hizo en aquella decada.

Y aunque de todos sus albumes "Heart like a sky" es el menos recordado, "Crashed into love" es una de esas canciones que parecen llenarle de un optimismo... moderadamente realista.