El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Monday, June 04, 2007

Soy un capullo (creo)

No tengo muy claro si hacerse mayor es hacerse más capullo.

En mi caso, si que sé que soy ahora más gilipollas que antes. O que cuanto más pasa el tiempo mas capullo me vuelvo. En principio uno tiene la ventaja de que se da cuenta de esto; el problema está en que, a diferencia de cuando era más joven, me importa tres pepinos.

No sé si debe a que la madurez implica una mayor aceptación de uno mismo (lo dudo, rara vez me aguanto y no recuerdo la última vez me sentí satisfecho o conforme conmigo mismo). En el caso de cierta gente es cierto, no hay más que mirar la cantidad de gente satisfecha de haberse conocido. Lo que a mi me ocurre es que, cuando veo a esta gente, o a mucha más, descubre uno defectillos, como mínimo, que tienden a jorobar la opinión formada en torno a ellos. Y ya no en plan personal, sino profesional. Con lo cual uno llega y ve que si gente, en principio mucho más brillante que él, se permite este tipo de comportamientos, ¿porque no ahcerlo uno, en el que se va a notar mucho menos?

Esto mismo me pasó oyendo el programa "La ventana" hace un par de meses, o así. El motivo era la feria del libro, creo recordar. Sabiendo el programa, la cadena y la presentadora que uno tenía en frente, pues tampoco esperaba mucho. Nunca he pensado, que conste, que para ser periodista tengas que ser una computadora multidisciplinar. Pero sí que, cuando se supone que tienes que informarte, o dirigirte, a amplias masas de gente, deberías tener una formación cultural superior a la media. Pues ni por esas. Los/Las presentadores/as de la SER (que es, más que nada por desgana, la cadena que suelo oir, tapándome eso sí la nariz, a veces) adolecen de una verdadera formación cultural. De los temas, libros y películas de moda, entienden mucho. Pero en cuanto el libro no es el último lanzamiento de alguno de sus amiguetes (Millás, p.e.) o la película no es el blockbuster patrocinado por sus anunciantes o la peli de la que todo el mundo habla, sus verguenzas quedan al aire ondeando el viento.

Bueno, que me pierdo. El caso es que la efeméride se conmemoraba hablando de "El conde de MonteCristo" y para ello se llevó a Almudena Grandes, escritora a la que no he tenido el ¿gusto? de leer por no atraerme su universo, pero por la que uno sentía determinado respeto merced a su trayectoria profesional. Hasta ese momento, claro. Porque cuando la Sra Grandes comenzó a hablar del libro, me sentí increíblemente intrigado por saber la versión en cine de la novela que se había mirado por encima para hablar de la obra de Dumas. La cantidad de inexactitudes, medias verdades e incluso invenciones que se sacó de la manga en menos de cinco minutos, es que no aparecen en la mayoría de las adaptaciones. Vamos, que medio mirando cualquiera de las más modernas hubiera dado más en el blanco.

El colmo del ridículo fue cuando la Grandes mencionó, medio de pasadilla, los rumores que decían que "El Conde..." fue escrito por los negros de Dumas, desechando esa hipótesis de un elegante plumazo con la frase "...pero eso se ha dicho de todos los autores". Está claro que, si en algún momento el mensa había abrigado al esperanza de que nuestra sinpar novelista conociera la colaboración entre Dumas y Maquet, reconocida por ambos, por la historia, y por el pueblo francés (que enterró a este último en el panteón de hombres ilustres siendo un "negro"), pues esta esperanza se fué por el inodoro. Ignoro si la mención a los "negros" literarios hizo sentirse incomoda, por alguna extraña razón, a la escritora, o existen motivos sexuales o incluso racistas de profundo y desconocido calado.

Pero vamos, que cuando ves a una persona que destaca en su profesión, una persona de méritos reconocidos, cagarla de manera tan miserable en, precisamente, el campo que domina, te entra una enorme tristeza. Porque el asunto ese de "los modelos" de comportamiento, que tanto gusta usar a filósofos y pensadores, se te va por el retrete. Que sabes , y ves, que aunque una persona sea muy buena en lo suyo, no es impedimento para que sea gilipollas. O mienta. O trate de hacerse la lista. O...

Y al ver a esa gente hacer eso ¿qué motivación encuentra uno para intentar no ser tan capullo cada día?


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1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Totalmente de acuerdo. También en la SER, y creo que también era en La ventana, me entrevistaron en octubre del año pasado en calidad de lectora con Laura Gallego García, una autora que entre los jóvenes es muy famosa ahora mismo. El caso es que la presentadora no se tomó ni la molestia de buscar información sobre ella, o al menos, no más de la que le dieron, porque ya la entrevistó hacía varios años... Y no se acordó, fue la misma Laura quien tuvo que decírselo.

Respondiendo a tu pregunta, por qué hacerlo bien si a nadie le importa... Porque a ti sí te preocupa hacerlo bien y que los demás lo hagan. Por no ser igual que esa gente que presume ser algo. Creo que es un buen motivo. Un beso,

Cristina

7:21 AM  

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