Muerte de un currante

Como comentaba acertadamente la página definitiva, la muerte del Fary ha pillado descolocados a los medios de comunicación, que le han dedicado un espacio ínfimo en comparación con el de otros cantantes recientemente caídos.
Y, paradójicamente, los páginas menos sospechosas de caspa y castizismo se han rendido ante la figura del artista,destacando unánimemente su profesionalidad en todos los ámbitos y su inacabable humanidad.

Las reflexiones que el asunto me suscita son para empezar y no parar. Primero, "me se" antoja que los mass media han vuelto a quedar en evidencia en un momento en que, tras fagocitar el fenómeno blog, parecía que se habían subido al carro "de la modernidad". Pues no. No basta con cambiar de nombre a la tradicional columna por "blog" y organizar chats. El ejército de ejecutivos que controla los medios de comunicación sabra mucho de cuentas, balances, difusiones, y shares. Pero en el fondo siguen siendo una pandilla de extraterrestres autistas incapaces de comprender el inmenso cariño que una figura, aparentemente anacrónica, como la del Fary, podía suscitar en la mayor parte de la blogosfera.

Cariño que, y aquí debería tomar nota la plana mayor de la industria discográfica española, venía motivado por la inconmensurable humildad del sujeto. Que, como bien han dicho ya otros, no encabezaba manifiestos contra la piratería ni se envolvía con la bandera del artista comprometido. Ni formaba parte de ese molesto compadreo que parece adueñarse de la música española y que ha convertido los últimos lanzamientos en una serie de colaboraciones entre amiguetes contentísimos de haberse conocido y de compartir los ingresos de la SGAE.

Y por último, la actitud de la prensa basura. O lo que es lo mismo, de la del corazón. Curiosamente aquí no hemos tenido, como en el caso de "la más grande", anuncios públicos de la enfermedad , del tratamiento, de la mejoría, de la recaída... Ni declaraciones ni apariciones públicas de hermanos, sobrinos, etc, decididos a obtener su pedacito de popularidad rosa. Queda claro que, cuando alguien decide tener intimidad y no venderla, lo consigue. Esto reafirma mi idea de que lo de Rocío Jurado fue un pacto impío entre ella y la prensa, por el cual la tonadillera obtenía la inmortalidad para su figura y la fama para sus allegados, a cambio de dejarse despedazar hasta la última porción de su intimidad ante una prensa, la española, que se supera un día si y otro tambien en sus papel de la más políticamente vendida, nauseabunda y sensacionalista de todo el mundo democrático. Y para quien lo dude , que revise las hemerotecas de antes de su enfermedad. Sólo cuando hubo vendido su alma al diablo los medios empezaron a elevar a los altares su figura. Más le valía. Por que a quien no pasa por el aro, ya sabemos como le trata la prensa. Ahí tenemos a la Pantoja