La lluvia
Verlaine, tal vez el más maldito de los poetas franceses, tiene unos versos que al leerlos te dejan como una marioneta caída:
"LLueve sobre la ciudad
como llueve sobre mi corazón
¿que tendrá esta humedad
que me moja el corazón?"
Verlaine, tal vez el más maldito de los poetas franceses, tiene unos versos que al leerlos te dejan como una marioneta caída:
"LLueve sobre la ciudad
como llueve sobre mi corazón
¿que tendrá esta humedad
que me moja el corazón?"
...
Verlaine tenía la gran ventaja de que su corazón podía mojarse. Hay veces que el alma está convertida en polvo seco, como arena, y al recibir el agua sólo se transforma el algo al estilo del barro o lodo. O es una especie de piedra dura, o de cristal, de tal manera que las gotas de lluvia caen y resbalan por sus caras, ya sean rugosas y afiladas. Sin hacer efecto apenas, salvo el mínimo desgaste que provoca la erosión. Y tras miles y miles de gotas de lluvia, a lo largo de los años, se desgasta por completo en su exterior. Al final, después del desgaste, puede quedar una pequeña porción que sí se moja. Es como si el corazón hubiera sido un robusto cofre destinado a guardar la parte más preciosa.
O también puede suceder que esa parte sea como el diamante. Valiosa, indestructible, dura. Que la capa exterior, pese a su fortaleza, era sólo el preludio de lo que hay dentro. ¿Cómo sería la lluvia que caía sobre la ciudad en que vivía Verlaine? ¿Sería una lluvia fina, suave, esa que nos encanta sentir sobre la cara cuando paseamos? ¿O sería un chaparrón inmisericorde? ¿Una catarata de agua interminable que nos hace sentir la ropa pegada al cuerpo como una segunda piel?
El corazón ...¿es una esponja que que se puede mojar sin problemas, o un paño que con el agua pierde su forma y belleza originales? ¿Que es preferible... el lienzo mojado y húmedo o el diamante resplandeciente? . Aún a riesgo de que el diamante quede oculto para siempre, de que nunca haya demasiada lluvia como para desgastar el exterior y mostrarlo a la vista, creo que lo prefiero. O que lo elegí ya hace mucho tiempo, y es imposible transformar un diamante en otra cosa. Es lo más duro de la naturaleza, ¿no?
O también puede suceder que esa parte sea como el diamante. Valiosa, indestructible, dura. Que la capa exterior, pese a su fortaleza, era sólo el preludio de lo que hay dentro. ¿Cómo sería la lluvia que caía sobre la ciudad en que vivía Verlaine? ¿Sería una lluvia fina, suave, esa que nos encanta sentir sobre la cara cuando paseamos? ¿O sería un chaparrón inmisericorde? ¿Una catarata de agua interminable que nos hace sentir la ropa pegada al cuerpo como una segunda piel?
El corazón ...¿es una esponja que que se puede mojar sin problemas, o un paño que con el agua pierde su forma y belleza originales? ¿Que es preferible... el lienzo mojado y húmedo o el diamante resplandeciente? . Aún a riesgo de que el diamante quede oculto para siempre, de que nunca haya demasiada lluvia como para desgastar el exterior y mostrarlo a la vista, creo que lo prefiero. O que lo elegí ya hace mucho tiempo, y es imposible transformar un diamante en otra cosa. Es lo más duro de la naturaleza, ¿no?
6 Comments:
El diamante...
Asi es tu corazon, John?
No lo creo... destilas sentimiento, te turba la realidad, te preguntas constantemente sobre ti mismo, te preocupas por los demas...
Tal vez el diamante pueda latir... Tal vez dentro del diamante tan solo haya corazon. No una esponja, ni un cristal... solo corazon.
tu blog esta muy bien.
http://comomemola.blogspot.com/
Pues...bienvenido, Spike. No te puedes ni imaginar lo que me sorprende que siga entrando gente en este blog,y ya ni te digo si además les gusta.
John Constantine --¿o debería decir Hellbalzer?--, ya he regresado al mundo de los vivos, de los blogs vivos. Te invito a que pases por allí. Un saludo, Justo Serna
http://blogs.epi.es/jserna
Dios mio, Don Justo... !La mejor noticia del verano!
Pero qué exagerado es usted, Constantine.
Fdo.: JS
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